"Elegir no es coger la parte más favorable, si no, entender y saber sin cual se puede, o no, vivir."





ESTA NOVELA ES TODA MIA. CUALQUIER USO DE ELLA SIN MI CONSENTIMIENTO PUEDE OCASIONAR PROBLEMAS LEGALES. DISFRUTEN DE LA LECTURA Y ¡GRACIAS POR LA VISITA!

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Capítulo 2: Despedidas. PRIMERA PARTE.



Lisa y la abuela estaban tan entretenidas contándose experiencias o batallitas que sus padres decidieron irse ya. Se acercaron a ellas y se despidieron.
- Espero tenerte pronto conmigo, princesa- le susurro el señor Hurley a Lisa – Adiós mamá. Cuídate mucho. – le dijo a la señora Beatriz.
      -Hija, pase lo que pase no olvides que te quiero- le dijo su madre con cierta tristeza       
en la voz. Adiós Beatriz, un gusto verte.
-          Adiós papá. En cuanto a ti...-señaló a su madre-Estoy deseando librarme de ti.
-          No le hables así a tu madre- le dijeron al unísono su padre y su abuela.
- Dejadla, si ya se que no me quiere. –Dijo con tristeza la señora Blatnik- Me he acostumbrado a sus desprecios. La verdad no se cual ha sido mi error hija. Lo único que he hecho ha sido quererte. –dijo secándose las lagrimas- Aun así. Espero verte pronto, te quiero.
- Lo tendré en cuenta, mamá. La lista de tus errores te la hago por orden alfabético o numerado. – le respondió Lisa con frialdad.
Sus padres salieron por el umbral de la puerta diciéndoles adiós a las dos. A Lisa se le escapó una lagrimilla. A pesar de hacerles creer que no los echará de menos, ella sabe que no es cierto. Y que los quiere mucho. Pero nunca se ha atrevido a decírselo. Tal vez por miedo a que salga la Lisa dulce y encantadora que murió el mismo día que su hermano.
-¿Entramos Lisie? – preguntó la abuela Beatriz.
- Claro. No tengo nada mejor que hacer. – respondió Lisa mientras se acordaba de sus antiguos veranos.
Mientras la abuela se dirigía a la cocina, Lisa se desvió hacia su habitación. Con tanto ajetreo se había olvidado de escribir a Tiffany y a Josh. Ni tampoco de colocar su ropa. Así que decidió que era hora de empezar a hacerlo.
Sacó su portátil rosa y lo encendió. Miro de arriba abajo su correo electrónico, su facebook y su tuenti.
Querida Tiffany:
Hace poco que me he ido y ya te echo de menos. El pueblo no está mal. Pero parece muy aburrido. La parte buena es que mi abuela tiene piscina. Los días soleados aprovecharé el sol. Cuida a Josh, hay muchas lagartas detrás de él.
Te quiere, tu amiga Lisa.

Decidió escribirle eso, porque le parecía lo más adecuado. Y porque no tenía nada más que contar. Tiffanny había sido su mejor amiga desde los cinco años. La ayudo mucho durante la muerte de su hermano y siempre la había estado apoyando. Y aunque se criticaban mutuamente a las espaldas, se querían mucho.
Fanny, como Lisa le llamaba, era alta y rubia. Su pelo era dorado con reflejos. Tenia pecas debajo de los ojos. Lo que le hacían tener un aspecto más dulce. Sus ojos eran azules, capaces de hipnotizar. Expresaban mucha dulzura. Y aunque a veces Tiffanny era muy dura, ella la consideraban una chica magnífica.
Ahora le tocaba el turno a Josh. Su primer novio con el que llevaba ya casi un año. Era un chico deportista y muy atractivo. Su pelo revuelto le hacia parecer una estrella de Hollywood. Tenía unos ojos azules muy profundos y muy claros. El tono de su piel era bronceado, ya que hacia muchos deportes de playa. Nunca habían discutido y ella lo quería muchísimo. Él había sido su gran apoyo y aunque a veces sentían celos mutuos. Nunca habían llegado a una crisis seria. No sabia que decirle. Todo le parecía muy raro. Nunca se habían separado y ahora era el momento de hacerlo. Dudo por unos instantes y tras meditarlo mucho decidió dejarlo de una forma cordial y educada.

Josh:
Te parecerá raro que te escriba un mail. Pero la verdad es que no sabia que hacer. Ya no estoy en California. No me ha dado tiempo a despedirme pero... he decidido hacerlo por aquí. Todo ha sido muy repentino. Las típicas rabietas de mi madre. Yo creía que nunca lograrían separarnos pero... ya no lo tengo tan claro. No se puede vivir con un novio que viva en la otra punta de San francisco. Por lo que he decidido dejarlo. Te estaré esperando pronto. Volveré a finales del mes y si no te has olvidado de mi podremos hablar con mas tiempo. Pero de momento esto es lo mejor.
Te quiere, Lisa.

Ya lo había echo. Había dejado a su novio. Todo por una entupida rabieta de su madre. Hasta el momento nunca se paró a pensar en lo mal que estaba su relación. Y lo mal que le hacia vivir con ella todos los días. Desde que pasó lo de su hermano, de alguna manera empezó a tenerle odio. Y aunque le deseaba que fuera feliz, no podía quererla como antes. La abuela interrumpió sus pensamientos.
-¿Quieres comer algo?- le grito desde el fondo de las escaleras.
- No abuela, gracias-le contestó Lisa.
La abuela no le parecía tan vieja. Ella sabia que escondía a una jovencita llena de deseos y de curiosidades. Tan vital y ágil como ella, o incluso mas. Aunque la había visto pocas veces, antes parecía un poco más curvada y envejecida. Sin embargo ahora había dado un gran cambio. Casi no parecía ella. Le alegraba tener una compañera de aficiones. La abuela Beatriz le parecía muy divertida. Había viajado mucho, y por muchos sitios diferentes. Desde los teatros romanos y griegos hasta las cascadas de Polinesia. Verdaderamente era una mujer con mucha experiencia y muchos recuerdos. Lisa siempre ha soñado con visitar Grecia y con viajar a Venecia. Pero nunca ha podido ser. Si no era por una cosa era por otra, su madre siempre tenía una excusa. Y su padre nunca se animaba a llevarle la contraria a su mujer. En eso era en lo que se fijaba Lisa a la hora de valorar los caprichos que le habían consentido sus padres. Para ella nunca era suficiente. Y aunque ellos añoraban a la antigua Lisie, y nunca se lo habían dicho, ella se había dado cuenta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario